Situación
El municipio de Valderrobres está enmarcado por las fronteras naturales que demarcan comunidades como la catalana y valenciana. La cercanía a estas zonas ha dejado huella en su cultura. El entorno de Valderrobres es una pequeña mezcla de carácter aragonés y mediterráneo en el interior de la península.
Valderrobres forma parte de la Comarca del Matarraña, junto con otros 17 municipios más. El territorio que abarca es eminentemente montañoso, aunque también podemos encontrar distintas áreas más o menos homegenéas. Su clima es reflejo de su situación geográfica con características semejantes al del mediterráneo. Su situación también influye en la fauna y la flora.
Historia
En el siglo XII, Valderrobres formaba parte de la Peña de Aznar Lagaya, territorios reconquistados en 1169 y donados en 1175 por el rey al obispado de Zaragoza, que casi inmediatamente los cedió a Fortún Roberto. En el año 1183 es cuando se le concede a este territorio su carta de población. Los descendientes de Fortún Roberto retuvieron el señorío de Valderrobres a lo largo de todo el siglo XIII, hasta la muerte de Don Pedro de Oteyza en el año 1305. En ese momento se extinguió esta casa y se produjo un litigio entre el monarca y el obispo de Zaragoza, que se saldó en 1307 con la enfeudación definitiva de Valderrobres y sus territorios en favor del arzobispo de Zaragoza, quien conservó sus derechos hasta el siglo XIX.
Durante los siglos XIV, XV y XVI se produce un auge de la vida económica en el lugar, de manera que la artesanía, la agricultura o la ganadería tuvieron una importante actividad a desarrollar. Se produce un notable aumento de población.
Durante el siglo XVII a Valderrobres no le afectó la expulsión de los moriscos, ya que no vivían en su territorio, pero sí que se vio afectado por los grandes males que se produjeron durante dicha centuria, plasmados en múltiples epidemias y guerras. Pero, afortunadamente a finales de siglo, la situación general comenzó a mejorar y Valderrobres inició una época de esplendor económico y demográfico, gracias a los progresos agrarios y a la incipiente industrialización que, aquí quedó plasmada en la instalación de cuatro fábricas de papel, un martinete de alambre, una fábrica de clarión y mucha artesanía.
Ya en el siglo XIX, la Guerra de la Independencia no supuso grandes calamidades, pero los enfrentamientos entre el absolutismo y el liberalismo, que tuvieron su reflejo principal en las guerras carlistas, provocaron un enconamiento en la población, lo que no evitó el continuo desarrollo económico y demográfico, que llevó a que a principios del siglo XX se alcanzara la cantidad de 3.200 habitantes.
Valderrobres vivió importantes altercados durante algunos momentos de la II República, dada la fuerte implantación de la ideología anarquista, siendo el más destacado la revolución de 1933. En ese contexto, durante una parte importante de la Guerra Civil, el pueblo quedó bajo el control anarquista, creándose una colectividad, luego disuelta por el gobierno republicano, hasta la conquista franquista de 1938.
La Guerra Civil ocasionó una importante pérdida de población, afectada directamente por la contienda y por sus consecuencias, iniciándose un declive demográfico, que se agudizó con sucesivas crisis¡s y con la incapacidad de crear alternativas sólidas a la decadente economía agraria.
En los últimos años, Valderrobres ha visto como su demografía se ha estabilizado e incluso ha aumentado gracias a la modernización de las explotaciones agrícolas y ganaderas, al desarrollo de la industria agropecuaria y al atractivo que ofrece un sector terciario basado en los servicios administrativos y el turismo.
Casco urbano
Las calles de Valderrobres componen un conjunto arquitectónico en el que se extiende un núcleo urbano desde la Iglesia Santa María La Mayor y el Castillo hasta la vertiente del río.
Entre piedras, paredes, suelos, caminos y esquinas, se crea Valderrobres sobre sí mismo. A partir del año 1390 comenzó el proceso de amurallamiento y fortificación del casco, construyéndose también el Puente de piedra que da la bienvenida al lugar, atravesando el río. Es una sólida construcción preparada para aguantar los avatares de los troncos y caudales del río. El Portal de San Roque era el que cerraba el acceso principal a través de este puente, bajo medio punto y hornacina con la imagen del patrón de la localidad. Todavía hoy en día se pueden apreciar restos de las murallas antiguas en varias calles del pueblo, en especial el Portal Vergós.
El Palau es un ejemplo de arquitectura gótica en la que se pueden apreciar, como antigua casa administrativa de la localidad, elementos constructivos de este periodo. La Fonda de la Plaza es otra edificación que conserva los elementos típicos de estas épocas antiguas tales como el torreón esquinero, las almenas y las gárgolas. También destacan la cárcel medieval y el llamado Torreón de Valentinet, que se encuentra en ruinas.
Iglesia Santa María La Mayor
Forma un conjunto indisoluble con el castillo, presidiendo la zona más alta del casco antiguo y dominando conjuntamente todo el valle en que se asienta el municipio.
Sigue el modelo peculiar del gótico de la Corona de Aragón, basado en la planta de salón, con ábside de igual anchura que la nave y capillas laterales entre los contrafuertes.
La portada tiene un tratamiento individualizado y ofrece una visión esplendorosa, magnificada por la superposición del rosetón que la corona.
Castillo de Valderrobres
En la parte alta de la localidad de Valderrobres se levanta un castillo que preside el lugar majestuosamente. Desde su interior se pueden contemplar amplias vistas del valle del Matarraña.
La historia que documenta el Castillo de Valderrobres tiene sus inicios a finales del siglo XII y es una de las principales fortalezas de época gótica que existen en Aragón. El castillo actual empezó a construirse en el siglo XIV. Fue residencia de varias familias nobles como los Oteyza y los obispos y arzobispos de Zaragoza, siendo residencia ocasional de la reina aragonesa doña Leonor de Alburquerque y doña María de Castilla. Su fachada es majestuosa. La obra presenta una serie de elementos que son propios de los edificios góticos civiles o militares que se extienden por toda la Corona de Aragón.
Entre sus dependencias destacan la sala de las Caballerizas, la sala Capitular, el salón de las Chimeneas, una gran cocina, la sala de los Leones y la Cámara Dorada. La planta del recinto es de forma hexagonal irregular, adaptándose al terreno donde se asienta, con todos sus lados rectos, pero desiguales. En sus vértices hay cubos de mayor altura que el muro, rematándolo todo con almenas defensivas comunicadas por un camino de ronda. Su ordenación interior es la acostumbrada, con salas alrededor de un patio descubierto rodeado por una barrera de gran altura. La mitad septentrional del castillo es de carácter más militarista.
El recinto se compone de tres niveles intermedios más uno superior o terraza. Tienen ventanas y vanos de formas diferentes según los pisos. En el primer piso se abren una serie de ventanas de medio punto. En el segundo piso las ventanas van decoradas con tracería gótica. En el tercer nivel había una bóveda gótica y unos amplios ventanales con arcos de medio punto.
Hubo una crujía en el patio, que estuvo formado por dos plantas con arcadas. En el interior, destaca el salón de las Chimeneas, con tres arcos apuntados con tracerías en los ventanales. Arriba hay una espectacular galería con once arcos de medio punto. A todo esto hay que unir una heráldica muy amplia con los escudos de los arzobispos García Fernández de Heredia y de Dalmau de Mur y Cervellón. Además, existe un pasadizo aéreo que comunica el castillo con la iglesia de Santa María la Mayor.
En el salón de las Chimeneas se celebraron las comidas de los asistentes a las Cortes de Aragón, que fueron convocadas por el rey Alfonso V en el año 1429. Las reuniones tuvieron lugar en la iglesia parroquial que había sido concluida recientemente.
El material utilizado para construir esta impresionante mole defensiva es la piedra, totalmente trabajada en sillares bien realizados y ordenados en hileras horizontales. Se hace extensivo este sistema tanto para los muros como para las torres que componen la estructura del edificio. El material se extraía de la propia montaña a la que está adosado el edificio.
El castillo fue restaurado en los años ochenta. Originalmente fue construido por orden de los obispos zaragozanos que habitaron en él durante un largo periodo de tiempo hasta la segunda mitad del siglo XVII en el que se abandonó, comenzando a partir de entonces su deterioro y su ruina. En 1931 fue declarado Monumento Nacional.
Ayuntamiento
La Casa Consistorial fue construida a finales del siglo XVI bajo las órdenes del maestro Antonio de Champanach. Se sitúa en la plaza de entrada a la fortificación medieval que cierra el núcleo de la ciudad, al que da paso el puente que cruza el río. Es de piedra sillar, con tres plantas principales y tres fachadas libres. En la planta baja, hay una lonja con arcos de medio punto, en cuyo interior se encuentra un habitáculo que se cree fue empleado como calabozo y bajando unas escaleras se accede a la antigua cárcel, de la que se conservan las gruesas puertas y las rejas. La planta noble presenta en su fachada principal tres vanos decorados con pilastras adosadas y rematados con frontones, dos de ellos unidos por un balcón de hierro forjado y separados del tercero por pinturas de contenido político que datan del siglo XIX. La planta superior contiene la típica galería con pequeños arcos de medio punto en sus tres fachadas. El edificio está rematado en su parte superior con un gran alero tallado en madera con una extensa decoración vegetal estilizada.
Valderrobres forma parte de la Asociación de “Los Pueblos Más Bonitos de España”.
Información procedente principalmente de la web del Ayuntamiento de Valderrobres:
http://www.valderrobres.es/
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