Los desastres de la guerra (II)
Hasta el inicio de la contienda, Belchite, a 49 km de Zaragoza, era un lugar en pleno crecimiento económico. Durante la república la población crecía sin parar, la tasa de analfabetismo disminuyó considerablemente y la industria cada vez se hacía más fuerte. Precisamente fue esa la razón por la que, después de la toma de Zaragoza por los nacionales, la resistencia republicana tomó sus ojos en esa localidad, no podían perderla.
La llamada batalla de Belchite, realmente fueron dos. La ofensiva principal del 24 de agosto de 1937 fue duramente contrarrestada por la 15 Brigada Internacional, formada por combatientes de toda Europa. Cuentan que la batalla fue tan dura que los nacionales, para protegerse del fuego enemigo, utilizaron los cuerpos de sus compañeros muertos para parapetarse y formar barricadas. Miles de atacantes y defensores se batieron calle por calle y casa por casa en mitad de un calor infernal y con centenares de cadáveres pudriéndose en las calles. Los caídos en las batallas quedaron sepultados en las ruinas y después enterrados en fosas comunes.
La ofensiva del 10 de Marzo de 1938 fue definitiva. Dos días de intenso fuego de artillería y aviación alemana e italiana hicieron que el pueblo cayera de nuevo en manos de los nacionales. Se acabó. Cascotes, muros caídos, casas destrozadas, en definitiva, el esqueleto de lo que fue una población importante, por la que valía la pena morir y matar.
Como consecuencia de la Guerra Civil española el pueblo quedó muy dañado. El régimen franquista decidió no reconstruir el pueblo y dejarlo como símbolo de “la victoria Nacional” y prueba de la “barbarie Roja”. Para ello prohibió cualquier obra de mejora o reparación, solo se podían realizar pequeños apaños fácilmente removibles, y se emprendió la construcción de un nuevo pueblo que pasó a denominarse “el nuevo Belchite” en contraposición con el hasta entonces Belchite que se denominó “el pueblo viejo”. En 1954 se inauguró con la presencia de Francisco Franco la nueva urbanización que comenzó a acoger a los vecinos que hasta entonces residieron en las viejas casas dañadas por la guerra y en los pabellones del campo de concentración “la pequeña Rusia” en el que también se alojaron los presos que trabajaron en la construcción del nuevo pueblo. No fue hasta 1964 cuando fueron realojados todos los vecinos del pueblo viejo?. El pueblo viejo fue poco a poco despojado y derruido, se recogió munición y elementos de forja como chatarra, tablones y maderas, así como elementos de cantería para otras construcciones que se realizaban en el pueblo nuevo o para labores del campo
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