El Parc Samà es la residencia de descanso que en 1881 se hizo construir Salvador Samà i Torrents, Marqués de Marianao, entre Cambrils y Montbrió, rodeado de olivos, viñedos y almendros. Es un legado indiano, una fusión de estilos y un recreo para los sentidos.
Salvador Samà i Martí, primer Marqués de Marianao, fue Regidor de la Habana y Senador del Reino en Cuba.
Su sucesor en el marquesado y promotor del Parc Samà, Salvador Samà i Torrents, también Marqués de Vilanova y la Geltrú y Grande de España, fue un destacado político español, miembro del Partido Liberal, Diputado a Cortes, Senador Vitalicio, alcalde de Barcelona y miembro de las Juntas organizadoras de las Exposiciones de 1888 y 1929.
Salvador Samà i Torrents fue una persona adelantada a su tiempo, interesada por los movimientos artísticos, políticos y sociales de su entorno cercano y lejano. De espíritu abierto, cosmopolita y comprometido, tenía obsesión por la estética y por el bienestar que genera la belleza.
El parque es un legado de su historia y de sus cualidades humanas. Recuperó el sabor exótico de la vida en las colonias de sus antepasados, encontró la belleza en la armonía asimétrica del romanticismo y apostó por el modernismo catalán que imperaba. En el parque se funden aventuras, viajes y piezas traídas de Cuba, Inglaterra, Francia o China con anécdotas de empeño y perseverancia, anhelos por conservar la historia de sus recuerdos.
Salvador Samà hizo construir en 1881, a Josep Fontserè i Mestres, una residencia de descanso rodeada de jardines que evocaran la perdida isla de Cuba. El Parc Samà es la fusión perfecta entre la sensibilidad del promotor y la creatividad de su maestro de obras. El insigne don Josep Fontserè i Mestres supo traducir los anhelos del Marqués de Marianao en formas y colores hallados en la propia naturaleza. Su impronta modernista se deja ver en sus asimetrías redondeadas, en sus verdes, azules y ocres, y en la seducción de sus figuras exóticas. Fue maestro de grandes obras pero también de otros maestros. Dirigió y construyó obras como el Parque de la Ciudadela de Barcelona con la colaboración de Antonio Gaudí. El máximo representante del modernismo catalán participó en Parc Samà. Aquí trabajó el hierro forjado, la cerámica, la madera y el vidrio, materiales que más tarde se convirtieron en sus materias primas. En el parque convivió con el arte de ligar diferentes estilos, tal vez provocando el eclecticismo que delineó su sello personal. El Parc Samà es la fusión perfecta entre sensibilidad y creatividad, naturaleza, estilos y arte: la mejor lanzadera a la genialidad y al modernismo ecléctico de Antoni Gaudí.
Pero Parc Samà ha sido además testigo de la Guerra Civil. En 1936 el parque tuvo un uso exclusivamente militar. El palacio y los jardines fueron confiscados por el Comitè Antifeixista de Cambrils y el recinto pasó a convertirse en un Centro de Instrucción Militar por donde pasaron miles de soldados que después de pocos días eran enviados a las trincheras. La posguerra trajo cambios y, lo que fue finca de caza, se convirtió en finca agrícola. Se plantaron olivos, viña y avellanos. Se construyó una bodega y una prensa donde se hacía vino moscatel que se vendía directamente. Más de veinte agricultores trabajaron la tierra.
En esta nueva etapa, Parc Samà albergó las primeras ediciones del Festival Internacional de Música Clásica de Cambrils. Salvador Samà i Coll, amante de la música, fue el impulsor de este festival junto con Lluís Recasens, alcalde de Cambrils en aquellos tiempos. Salvador Samà cedía el jardín para celebrar allí los conciertos, donde actuaron, entre otros, José Carreras y Monserrat Caballé.
Alfonso de Fontcuberta, VII Marqués de Marianao, recibió por donación de su madre el parque en 1981 y realizó el segundo gran cambio del parque: reestructuró la finca, invirtió en maquinaria, plantó nuevos árboles como almendros y melocotoneros, y comercializó los productos al por mayor. Puso riego por goteo en toda la finca y por todo ello recibió el premio Deu del Institut Agrícola de Catalunya como finca modelo. Alfonso de Fontcuberta comprendió que el parque se había convertido en un centro de referencia para turistas y, tras un viaje a California, copió el modelo de visitas a lugares con atractivo cultural y de ocio y así comenzaron las visitas turísticas y la comercialización del parque a través de agentes intermediarios. En este sentido, podría afirmarse que el Parc Samà fue el primer parque de ocio de España.
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